Muchas veces dejamos pasar pequeños detalles que creemos en un principio que no nos perjudicarán de ninguna manera, y desafortunadamente muchos de nosotros aprendemos a notar esos pequeños detalles cuando nosotros salimos perjudicados, en vez de prestarle atención mucho antes.
Algo similar fue lo que le ocurrió a Gemma Cottam, una joven que tuvo la mala suerte de ir a un médico que no supo tratarla y eso provocó consecuencias terribles en su vida. Ella no tenía la culpa, todos nosotros hubiésemos hecho lo mismo.
Gemma notó que tenía una espinilla que no desaparecía de su cara y se preocupó. Con el paso del tiempo, esa espinilla se convirtió en un lunar y fue en ese preciso momento que decidió ir a ver a un médico para que la diagnosticara, pero según ese médico, Gemma no tenía nada.
De hecho, el médico incluso le sugirió removerlo, pero ella se negó y al escuchar esa respuesta, sintió un alivio y regresó a casa y no le prestó atención durante años. 10 años después, el lunar había crecido y Gemma se lo quitó y se hizo un examen, un examen que cambió su vida.
El lunar era canceroso y estaba en etapa 2. Como el lunar era grande, debían quitar toda la piel alrededor del mismo porque había una probabilidad altísima (de un 95%) de que el cáncer se haya extendido hasta esas partes. La operación fue un éxito, y ahora Gemma aconseja a la sociedad revisarse los lunares, se ven muy normales pero no sabemos si pueden hacernos tanto daño, es mejor que todos lo hagan voluntariamente y no esperen que les pase lo que le pasó a Gemma.
1lunarFuente: Blogaousviral

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