La inmolación de los patriotas que llegaron del exilio a nuestras tierras a liberarnos del régimen trujillista debe ser recordada como una de las principales gestas ocurridas en el siglo pasado.
Estas almas "que con su sangre noble encendieron la llama augusta de la libertad" vinieron a vencer o morir. Conocían al monstruo y de lo que era capaz, por tanto la única posibilidad de salir con vida era triunfar. La generosidad con que acometieron la tarea de liberar a su patria merece el tributo agradecido de todos los dominicanos.
No era el primer intento contra Trujillo, pero sería el último desde el exilio, a pesar de que las condiciones habían cambiado considerablemente en América. El péndulo se había movido en favor de la democracia y contra las dictaduras que iban cayendo como dominoes. Era cuestión de tiempo, por tanto, para que también le llegara la hora a Trujillo.
Al recordar en este nuevo aniversario a los que "llegaron llenos de patriotismo", nos inclinamos reverentes ante la generosidad de su martirio.
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