Un hombre en Luisiana que confesó haber decapitado a su hijo de siete años, que tenía parálisis cerebral, dijo que estaba harto de cuidarlo, informó la Policía. El menor tenía problemas cardíacos, necesitaba que lo alimentaran por un tubo y se encontraba en una silla de ruedas, afirmó ayer lunes el jefe policial Scott Silverii.
Jeremiah Lee Wright, de 30 años, renunció a su derecho de tener abogado y confesó antier el homicidio de su hijo Jori Lirette media hora después de que fuese presentado a la comisaría.
Whright quedó detenido bajo cargo de homicidio en primer grado y se le fijó una fianza de cinco millones de dólares.
El detective Ricky Ross, portavoz del departamento de Policía, dijo que Wright no tenía abogado. Los pies y una mano del menor fueron mutilados y se les encontró en varias bolsas de plástico para basura, dijo Silverii.
Según la autopsia preliminar, Jori fue apaleado, afirmó el jefe policial.
La cabeza del niño fue dejada a un lado de un camino para que la madre, Jesslyn Lirette, de 27 años, la viera cuando llegara a casa.
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